
Redimidos para creer: Una confesión de esperanza y verdad
En el corazón de nuestra Declaración de Fe se encuentra la creencia inquebrantable en el plan redentor de Dios para toda la humanidad. Afirmamos que cada persona, independientemente de su pasado, circunstancias presentes, decisiones de vida, dificultades o identidad, es profundamente amada por Dios e invitada a un camino de restauración a través de Jesucristo. Nuestra fe no se basa en el juicio, sino en la gracia; no en la exclusión, sino en la invitación. Nos mantenemos firmes en la verdad de que el evangelio es una buena noticia para todas las personas, que ofrece esperanza, transformación y reconciliación con Dios, con uno mismo y con la comunidad. Esta declaración describe las convicciones fundamentales que dan forma a nuestra creencia, nuestro testimonio y nuestra misión en el mundo.
Nuestra Declaración de Fe
Nuestra Teología y Fundamentos Doctrinales:
En GREMC, basamos todos nuestros asuntos, decisiones y prácticas en las enseñanzas de nuestro Señor Jesucristo y las doctrinas fundamentales establecidas por Sus primeros apóstoles.
Estamos comprometidos a vivir el evangelio con integridad, amor y humildad, guiados por las Escrituras, fortalecidos por el Espíritu Santo y moldeados por el ejemplo de la iglesia primitiva.
1. Las Escrituras. Creemos que la Santa Biblia, que comprende el Antiguo y el Nuevo Testamento, es la Palabra inspirada e infalible de Dios. Es la autoridad suprema para la fe y la conducta, y todas nuestras enseñanzas y acciones deben estar en consonancia con sus verdades, tal como las enseñaron Cristo y sus apóstoles. (2 Timoteo 3:16-17; 2 Pedro 1:20-21; Juan 17:17; Hechos 2:42)
2. El Dios Trino. Creemos en un solo Dios vivo y verdadero, que existe eternamente en tres personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo, iguales en poder y gloria. Este Dios Trino es el Creador, Redentor, Sustentador y Soberano de todas las cosas. (Deuteronomio 6:4; Mateo 28:19; Juan 1:1-14; 2 Corintios 13:14)
3. Dios Padre. Creemos en Dios Padre, fuente de toda vida y amor, que gobierna su creación con justicia, misericordia y santidad. Envió a su Hijo para redimir a la humanidad y desea que todos lleguen al conocimiento de la verdad. (Juan 3:16; Isaías 64:8; Efesios 1:3-6; 1 Timoteo 2:3-4)
4. Jesucristo, el Hijo de Dios. Creemos que Jesucristo es el Hijo eterno de Dios, quien se hizo completamente hombre sin dejar de ser completamente Dios. Nació de una virgen, vivió una vida sin pecado, enseñó con autoridad, obró milagros, murió en la cruz por nuestros pecados, resucitó corporalmente, ascendió al cielo y regresará en gloria. Él es la Cabeza de la Iglesia y nuestro ejemplo perfecto y Maestro. (Juan 1:14; Mateo 1:18-25; Colosenses 1:15-20; Hechos 1:11; Hebreos 1:1-3)
5. El Espíritu Santo. Creemos en el Espíritu Santo, que procede del Padre y del Hijo. Él convence al mundo de pecado, regenera a todos los que creen, mora en los creyentes y los capacita para una vida santa y un servicio fiel. Concede dones espirituales para capacitar a la Iglesia a fin de llevar a cabo la misión de Cristo en la tierra. (Juan 14:16-17; Juan 16:7-14; Romanos 8:9-11; 1 Corintios 12:4-11)
6. La humanidad y el pecado. Creemos que la humanidad fue creada a imagen de Dios, pero por su desobediencia, todos pecaron y están bajo el juicio de Dios. Solo mediante el arrepentimiento y la fe en Jesucristo podemos reconciliarnos con Dios. (Génesis 1:26-27; Romanos 3:23; Romanos 5:12; Efesios 2:1-3)
7. Salvación por gracia mediante la fe. Creemos que la salvación es el don gratuito de Dios, recibido por gracia únicamente mediante la fe en Jesucristo. No se gana por obras, sino que resulta en una vida transformada, guiada por el Espíritu Santo y cimentada en la obediencia a las enseñanzas de Jesús y sus apóstoles. (Efesios 2:8-9; Tito 3:5-7; Hechos 4:12; Romanos 10:9-10)
8. La Iglesia. Creemos que la verdadera Iglesia está formada por todos los creyentes nacidos de nuevo, unidos en Cristo y comprometidos con la doctrina de los apóstoles, la comunión, el partimiento del pan y la oración. La iglesia local es un cuerpo autónomo bajo el señorío de Cristo, que practica el bautismo y la Santa Cena, y capacita a los creyentes para el servicio y la misión. (Hechos 2:42-47; 1 Corintios 12:12-27; Colosenses 1:18; Efesios 4:11-16)
9. El bautismo y la Santa Cena. Creemos que el bautismo por inmersión es un testimonio público de la identificación del creyente con la muerte, sepultura y resurrección de Cristo. La Santa Cena es un acto sagrado de conmemoración y comunión, instituido por Cristo y practicado por la iglesia primitiva. (Mateo 28:19-20; Hechos 8:36-38; Lucas 22:19-20; 1 Corintios 11:23-26)
10. Vida Cristiana. Creemos que todo creyente está llamado a vivir una vida de santidad, verdad y compasión, reflejando el carácter de Cristo. Debemos amar a nuestro prójimo, vivir con humildad, buscar la justicia y resistir con firmeza las fuerzas espirituales del mal. (Romanos 12:1-2; Gálatas 5:22-25; Mateo 5-7; 1 Pedro 1:13-16)
11. Evangelismo y Misión. Creemos en la Gran Comisión dada por Jesús a sus apóstoles: predicar el evangelio, hacer discípulos, bautizar y enseñar la obediencia a todo lo que Cristo mandó. Esta sigue siendo la misión de la Iglesia hoy. (Mateo 28:18-20; Marcos 16:15; Hechos 1:8; 2 Timoteo 4:2)
12. El regreso de Cristo y el juicio final. Creemos en el regreso personal y visible de Jesucristo. Él juzgará a vivos y muertos. Los justos, mediante la fe en Cristo, recibirán la vida eterna; los impenitentes enfrentarán la separación eterna de Dios. (Juan 14:1-3; Apocalipsis 20:11-15; 2 Tesalonicenses 1:7-10; Mateo 25:31-46)
13. Vida eterna y el Reino de Dios. Creemos que quienes han sido redimidos vivirán para siempre en la presencia de Dios en un cielo nuevo y una tierra nueva, donde mora la justicia. Anhelamos la realización del Reino de Dios y trabajamos por él con esperanza y perseverancia. (Apocalipsis 21:1-4; 2 Pedro 3:13; Romanos 8:18-25)
Nos aferramos a las enseñanzas esenciales de Cristo que fortalecen, inspiran y brindan sanación a las personas y las comunidades.
Amor incondicional a Dios y al prójimo
Arrepentimiento y nuevo nacimiento
Esperanza y redención para todos
Creemos que el mayor mandamiento, según lo enseñó Jesús, es amar a Dios con todo nuestro corazón, alma y mente, y amar al prójimo como a nosotros mismos. Este amor es el fundamento de la vida cristiana. Nos llama a ir más allá de la práctica religiosa hacia una fe viva y relacional que se expresa mediante la compasión, el servicio y la justicia.
Sagrada Escritura:
“Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente”. Este es el primero y más importante mandamiento. Y el segundo es semejante: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”.
— Mateo 22:37–39
Creemos en el poder de la transformación personal: un cambio que comienza con una autorreflexión honesta y la valentía de alejarse de patrones dañinos. Este camino nos lleva a renovar nuestro propósito, identidad y dirección. Nadie se define únicamente por su pasado; cada persona tiene el potencial de crecer, sanar y comenzar de nuevo con claridad e intención.
“Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado.”
— Mateo 4:17
“De cierto, de cierto te digo: el que no nazca de nuevo, no puede ver el reino de Dios.”
— Juan 3:3
Creemos que nadie está exento de la posibilidad de sanación y renovación. Sin importar sus dificultades o su pasado, toda persona merece la oportunidad de ser restaurada, fortalecida y vista. Incluso en los momentos más difíciles, siempre hay un camino hacia nuevos comienzos, un nuevo propósito y una vida más plena, comenzando justo donde estás.
“Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia.”
— Juan 10:10
“Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os haré descansar.”
— Mateo 11:28
